domingo, 29 de julio de 2007

LAS CANARIAS DE MI INFANCIA

esiropajo@gmail.com


BAJA MAR...
S/C DE LA PALMA














CHARCO AZÙL...

Los recuerdos, los pensamientos que no controlamos; las vivencias que podemos acercar tanto que casi volvemos a experimentarlas ..y esa mente que da y da vueltas, repasando los aconteceres de la vida. A quien quisimos, quien no nos amò, las decisiones que tomamos, irrepetibles por cierto, pues cada cosa que hacemos tiene que ver con el momento preciso; buenas o malas, pero ùnicas, pues aunque comùnmente se dice que el humano es el unico ser que puede cometer el mismo error mas de una vez, no es verdad. Ni siquiera el mismo acierto. Analicemos las condiciones, el instante, las motivaciones y veremos que puede ser parecido, pero no igual. Claro que tenemos tendencia a hacer cosas ´´muy nuestras´´, que tienen que ver con la personalidad y el caràcter, con nuestra òptica y percepciòn del mundo que nos rodea, con nuestros miedos e inseguridades....pero la vida es irrepetible, no existen dos instantes iguales . Y ademàs, estamos inmersos, somos consecuencia de la Ley de Causa y Efecto. Lo que nos hacen y nuestras reacciones a èllo, el perdòn...sin pequeñeces, sin escatimar...pero sobre todo lo que hacemos a otros, no pasa desapercibido, puede ser la gran diferencia al final de la vida, cuando nos llega el momento de presentar balances.....
Fuì un niña muy inquieta, tremenda como se dice, no mala, siempre cariñosa y solidaria con los problemas de la familia, contestona - me lo consintieron y aplaudieron - esa tìpica niña sabihonda que a veces cae mal. A los cuatro años mi padre me enseñò las primeras letras, a los cinco ya leìa los titulares de los periòdicos y reconocìa a los protagonistas del momento...los buenos de la guega..los malos de la guega..pues no podìa pronunciar la R. Desde que nacì hasta los doce años, estuve enferma con mucha frecuencia, todo lo que padecen los niños, o padecìan, pues ahora hay vacunas, a mi me diò: sarampiòn, varicela, amigdalìtis, todas las gripes del mundo... hasta tifus. Era tanto, que cuando el tiempo amanecìa lluvioso o con frìo y me decìan: Mi niña hoy no puedes salir porque tienes fiebre, estàs enferma... me quedaba en la cama....¡INCREÌBLE!. Le hice ver su suerte a mi madrastra, que tuvo la paciencia de Job conmigo, de veras, fuè una gran ´´enfermera´´y me cuidaba como a su propia hija. De èlla adquirì los conocimientos que he aplicado en los mìos y que tan buen resultado me han dado, los calditos, el thè de manzanilla, etc. etc. A los doce años, como por arte de magia, desapareciò todo eso.

En esa època el trabajo de la casa era muy duro, no habìa lavadoras y los pisos eran de madera. De esos que se limpiaban de rodillas, con un cepillo y un balde con agua y jabòn y luego, si quedaban ganas...se enceraban... Ademàs estaban de moda, mas bièn eran pieza importantìsima, las ´´enaguas´´almidonadas...muy hermosas eso si, e indispensables bajo aquèllos preciosos vestidos y faldas vaporosos a media pierna, que hacìan lucir una cinturita de avispa... si, pero era necesario lavarlas, almidonarlas y plancharlas...guau... ni loca..Era muy chiquita...La verdad, verdad..ni ayudaba.

Cuando cumplì 14 años, sucediò un parteaguas en mi vida, que no he olvidado jamàs y que he contado hasta el cansancio. Me levantè una mañana, me mirè al espejo, me vi al espejo...y cambiè...si de veras, asi de pronto, como quien recibe la luz...y dije: niña, se acabò, ya es hora de que te hagas mujer. A partir de ese momento y hasta el dìa - apenas 3 años despuès - que me casè y volè del nido, entre mi prima y , hacìamos los quehaceres de fin de semana, que incluìan, los pisos, barrer afuera, patio y alrededores.... y por supuesto, lavar, planchar y almidonar mi ropa....



A pesar de haber sido una mujer trabajadora - fuera del hogar quiero decir, siempre me gustò y lo sigo disfrutando el arreglo de mis cosas, sentarme a ver como quedò todo recogido, ordenado...¡disfruto estar en casa!. Me gusta tejer, coser, trabajar con las manos y presumir lo lindo que me queda lo que hago...

Nunca voy a olvidar a mi hija pequeña, que una vez, muy reflexiva èlla, tenìa como diez años me dijo: Mami...tu eres mi maestrita, mi costurerita, mi cocinerita, mi enfermerita....te quiero mucho mami...o sea, una heroìna....¡QUE CARAY!...

UN POQUITO DE MÙSICA CANARIA....COMO SUENA ESE TIMPLE!